miércoles, julio 13, 2011


Lecturas del 3 de julio en el Edomex
Paul Valdés Cervantes

El resultado de la elección a Gobernador del Estado de México fue aplastante y abrumador. Estos y otros adjetivos describen la ventaja de Eruviel Ávila de tres a uno sobre Encinas; y de 6 a uno sobre Bravo Mena.

Los partidos realizaron diversas actividades con efectos persuasivos entre los que destaco la capacidad de movilización de simpatizantes y militantes. Considerando que votaron 4 de cada 10 votantes mexiquenses, sin duda este factor jugo un papel determinante en la ruta del voto. La capacidad de movilización del PRI se reflejó durante todo el día con una ligera baja hacia el medio día y final de la jornada.

La coalición encabezada por el PRI fue dominadora de principio a fin, incluso se puede afirmar que el triunfo se empezó a construir meses antes a partir de sólidas variables como la identificación hacia el partido gobernante, una aprobación positiva del desempeño del Gobernador Enrique Peña, y una selección interna de candidato pulcra, sin fisuras.

PAN y PRD desaprovecharon esos mismos meses para posicionar un mensaje de campaña creíble y consistente. Por divisiones internas terminaron echando por la borda la supuesta alianza opositora, y enviando mensajes confusos y equívocos al ciudadano mexiquense.

De ese proceso surgieron los mismos candidatos que compitieron en 1993 por la gubernatura hace 18 años, tal vez ese fue un signo de la ruta de las campañas.  Del lado del PRI, Eruviel fue un candidato de unidad, y hoy Gobernador electo con el mayor número de votos en la historia de la entidad.

La campaña del PAN anacrónica, el mensaje sin credibilidad, un partido que se encontró con la dura realidad de la percepción del votante desgastado por la espiral de la violencia; y cosechó uno de los niveles históricos más bajos en la entidad. Por otro lado, una izquierda dividida, sometida a los caprichos de Andrés Manuel López Obrador.

Lo mejor es que la democracia sigue siendo la mejor forma de gobierno posible, y el voto mayoritario de los mexiquenses será mandato de gobierno. Si la oposición en el estado pretende jugar el rol de victima de las circunstancias, de una supuesta elección de estado, dejará de ser responsable con los ciudadanos del Estado de México, y de los múltiples errores y mensajes equívocos en campaña.

Las partes afectan el funcionamiento del todo. La relación gobierno y oposición conlleva pesos y contrapesos. Cuando la competencia en campaña es alta, está puede convertirse en uno de los mejores incentivos para tener políticas públicas exitosas. Asimismo el mayor nivel de votación histórico para un candidato fortalece y legítima al futuro gobierno del Estado de México

Tendencias
Ejército y Opinión Pública
Mtro. Paul Valdés

En el contexto del llamado combate contra la inseguridad y el narcotráfico, las fuerzas armadas han jugado un papel central en el presente sexenio, especialmente a partir del 2008 cuando la violencia y la inseguridad se han desatado en el país.

México vive una crisis de seguridad pública y social de magnitudes insospechadas. Para hacerle frente a este reto, se ha contado con la participación del ejército como un apoyo al poder civil.

8 de cada 10 mexicanos (78.6%) están de acuerdo con la participación del ejército mexicano en la seguridad pública del país, y el restante 21.4% está en desacuerdo (www.parametro.com.mx, AAPOR 2011).   Las razones a favor son una opinión mayoritaria, y sin embargo la opinión de la minoría debe ser tomada en cuenta porque representa la garantía de un pleno régimen de libertades públicas.

Por ello,  la participación de las fuerzas armadas deberá estar acotada en tiempo y espacio. Por ejemplo, la ley del Sistema de Seguridad Pública señalo en 2009 como fecha límite a inicios del 2013 para que todos y cada uno de los policías del país estén certificados, y con ello iniciar el retiro del ejército de las calles. A pesar de que se reconoce la necesidad de certificarse, la relación de desconfianza entre estados y federación por un eventual manejo político electoral de este proceso ha provocado que se posponga, y con ello difícilmente se cumplirá con el plazo señalado.

Lo más probable, y eventualmente lo mejor es que el ejército continúe en las calles por un periodo aún por definir debido a que las autoridades civiles han sido rebasadas en diversas zonas por la inseguridad pública y los grupos delictivos. Una muestra del apoyo popular con que cuenta esta institución es que continúa siendo la de mayor nivel de aprobación y confianza entre los mexicanos con 83.5 por ciento, por encima de otras instituciones igualmente importantes como la iglesia, IFE, policía federal, SNTE, partidos políticos y cámara de diputados respectivamente (Ibid).
Por otro lado, las razones de los que no están de acuerdo con la participación del ejército están acusaciones de cometer graves violaciones a los derechos humanos, entre ellas, la desaparición forzada de personas, tal como lo señalan diversos reportes de la ONU en el país. Y es que el soldado es instruido, y como tal ejecuta ordenes en ocasiones pasando por encima de libertades públicas y derechos humanos. Incluso se señala que el Estado mexicano no cuenta con la política ni los mecanismos necesarios para prevenir ni castigar este ilícito, así como tampoco para reparar el daño a las víctimas.

Mientras los estados y la federación rehúsen a alcanzar acuerdos para ser certificados, la profesionalización de las policías seguirá siendo un tema pendiente para el estado mexicano en la lucha contra la principal preocupación que tienen los mexicanos: la seguridad pública.
A todos nos debe interesar contar con policías capacitados, equipados y certificados para asumir el combate contra la inseguridad y la violencia en el país, sin embargo estados y federación parecen caminar en direcciones opuestas, pensando en la próxima elección, y con ello echando piedritas al camino del desarrollo de la próxima generación de mexicanos.
Nos vemos en twitter@parametro_mx