En el actual contexto, a quien menos le convienen las campañas negras es a la sociedad, y en el fondo a los políticos.
Las campañas brindan información para orientar a ciudadanos eventualmente más críticos hacia la política. Los posibles votantes pueden decidir continuar apoyando al partido en el gobierno, o castigarlo y darle oportunidad a la oposición de gobernar.
El inicio de las campañas rumbo a la jornada electoral del 7 de junio estuvo marcado por las campañas negativas, acusando corrupción y uso indebido de recursos públicos de uno y otro bando. Las campañas de contraste son un recurso frecuente en tiempo electoral, usado con el objeto de reducir la aceptación de adversarios. Algunos de los anuncios fueron sancionados y retirados por el arbitro electoral (INE) por considerarlos diatriba; un mensaje violento, injurioso, sin evidencias.
De acuerdo a datos de la 1ª encuesta estatal en vivienda en el Estado de México de Parámetro Investigación/Cabildo[1], el 74% de los mexiquenses no les gustan los spots de los partidos políticos, lo que refleja una desaprobación mayoritaria hacia la publicidad de los partidos políticos. De este universo solo 35% considera que estos son útiles para decidir su voto.
Los hashtags #SonPRIngaderas y #PaMocheslLosdelPAN son ejemplos del debate y la dinámica de campaña en redes sociales: si me avientas basura, te respondo con más basura.
En las campañas negativas se puede presentar el fenómeno de la disonancia cognitiva cuando ciudadanos rechazan o discriminan información que cuestiona sus creencias, es decir los partidistas rechazaran la información sobre uso indebido de recursos porque cuestiona precisamente su identidad partidista. En los ciudadanos apartidistas, es posible que cumplan su objetivo, pero también es probable que en ausencia de propuestas, las campañas negativas contribuyan al hartazgo, desafección, y desinterés hacia la política y la jornada electoral en particular.
En el actual contexto, a quien menos le convienen las campañas negras es a la sociedad, y en el fondo a los políticos. Las campañas de diferenciación y contraste son necesarias pero en ausencia de propuestas, lo más probable es que contribuyan a la desafección hacia la política. Pippa Norris, prestigiada politóloga de la Universidad de Harvard señala que las noticias negativas sobre los políticos contribuyen al déficit democrático.
Considerando el promedio de participación del 50% en elecciones intermedias federales, las anclas de participación política continuaran siendo los partidos, por lo que de cara a la jornada electoral del 7 de junio, aquellos que tengan mayor capacidad de motivar y movilizar a sus votantes tendrá mayores ventajas.
Considerando la baja de recursos públicos por la caída del precio del petróleo, se viene el debate sobre el presupuesto base cero (PBC) anunciado por el Secretario de Hacienda. Esperemos que las campañas propongan como abordar una eventual reducción de recursos en el sector público federal, y por supuesto en los gobiernos locales. Es improbable que el presupuesto base cero traiga beneficios sin perjudicar a nadie más (óptimos de Pareto), por lo que es necesario que los ajustes empiecen a ser discutidos, y que eventualmente se generen las condiciones para crear medidas de compensación.
Los ciudadanos también esperan que las campañas aborden como resolver las principales problemáticas de nuestra sociedad como la inseguridad pública, el desempleo, el desarrollo local.
http://www.parametro.com.mx/2015/05/campanas-rumbo-al-7-de-junio/
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