Campañas y Opinión Pública
Mtro. Paul Valdés Cervantes
Iniciaron formalmente las campañas a gobernador en el Estado de México. Serán 45 días de batallas por la opinión pública, por aire y por tierra para tratar de reforzar o cambiar una tendencia que de acuerdo a diversas encuestas de medios nacionales en las últimas semanas, incluida la publicada el 10 de mayo apuntan una ventaja de 2 a 1 del puntero sobre sus competidores.
¿Podrán las campañas modificar las preferencias, y si es así en que medida lo harán? ¿Las campañas tendrán efectos limitados o significativos en la decisión del elector?, ¿Las campañas pueden ayudar a elevar la participación electoral por abajo del 50% de las últimas tres elecciones a Gobernador, o por abajo del 40% en municipios como Ecatepec y Naucalpan?
Por un lado, existe una corriente que señala que los efectos de las campañas en el voto son mínimos, pues este se forma a partir de variables sólidas como la identificación con un partido, y evaluaciones retrospectivas como la aprobación hacia el partido gobernante y los partidos en competencia.
Si ese fuera el caso, las datos de las encuestas publicadas hace algunas semanas nos reflejan una tendencia favorable hacia el partido gobernante y su candidato. En buena medida esta tendencia está anclada en la aprobación de la gestión, y en la imagen del Gobernador del Estado, la cual es sumamente positiva y consistente durante los últimos años por lo que las campañas tendrían un efecto limitado sobre la decisión de por quien votar.
Por otro lado, una corriente más reciente señala que las campañas si tienen efectos significativos en la decisión del voto, pueden elevar la conciencia política del ciudadano a partir del tipo de publicidad realizada, el tipo de eventos de campaña, los atributos del candidato, y las estrategias de contacto directo con el votante. Diversos estudios han mostrado incluso que los esfuerzos de campaña pueden tener efectos en la conciencia ciudadana, y han logrado contribuir al cruce de preferencias en las campañas.
Por ejemplo, quien no recuerda el ambiente de la elección presidencial en diciembre de 2005, antes de iniciar la campaña, AMLO gozaba de una ventaja de más de 20 puntos sobre sus competidores que tras meses de miles, tal vez millones de impactos publicitarios y también decenas de errores en la campaña perredista lograron persuadir a la opinión pública, y emparejar las preferencias electorales semanas antes de la jornada electoral.
Las campañas no forman nuevas opiniones, pero sí ayudan a emerger antiguas opiniones. En palabras de Paul Lazarsfeld ayudan a activar predisposiciones latentes.
Entre los efectos persuasivos de las campañas sobre la opinión pública destaca la movilización de simpatizantes y militantes partidistas que en contextos de baja participación electoral, juegan un papel determinante en la ruta del voto.
Los cambios o reforzamiento de las tendencias de la opinión pública dependerán del tipo de campañas que realicen los candidatos, de cómo se presenten ante el electorado partidista y no partidista.
Asimismo de cómo presenten una agenda de temas de campaña ante un ciudadano ávido de ofertas atractivas y accionables para mejorar problemas como la inseguridad pública, desempleo, educación, pobreza, transporte y la creciente demanda de servicios públicos de una población que crece todos los días en el Estado de México.
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