Lecturas del 3 de julio en el Edomex
Paul Valdés Cervantes
El resultado de la elección a Gobernador del Estado de México fue aplastante y abrumador. Estos y otros adjetivos describen la ventaja de Eruviel Ávila de tres a uno sobre Encinas; y de 6 a uno sobre Bravo Mena.
Los partidos realizaron diversas actividades con efectos persuasivos entre los que destaco la capacidad de movilización de simpatizantes y militantes. Considerando que votaron 4 de cada 10 votantes mexiquenses, sin duda este factor jugo un papel determinante en la ruta del voto. La capacidad de movilización del PRI se reflejó durante todo el día con una ligera baja hacia el medio día y final de la jornada.
La coalición encabezada por el PRI fue dominadora de principio a fin, incluso se puede afirmar que el triunfo se empezó a construir meses antes a partir de sólidas variables como la identificación hacia el partido gobernante, una aprobación positiva del desempeño del Gobernador Enrique Peña, y una selección interna de candidato pulcra, sin fisuras.
PAN y PRD desaprovecharon esos mismos meses para posicionar un mensaje de campaña creíble y consistente. Por divisiones internas terminaron echando por la borda la supuesta alianza opositora, y enviando mensajes confusos y equívocos al ciudadano mexiquense.
De ese proceso surgieron los mismos candidatos que compitieron en 1993 por la gubernatura hace 18 años, tal vez ese fue un signo de la ruta de las campañas. Del lado del PRI, Eruviel fue un candidato de unidad, y hoy Gobernador electo con el mayor número de votos en la historia de la entidad.
La campaña del PAN anacrónica, el mensaje sin credibilidad, un partido que se encontró con la dura realidad de la percepción del votante desgastado por la espiral de la violencia; y cosechó uno de los niveles históricos más bajos en la entidad. Por otro lado, una izquierda dividida, sometida a los caprichos de Andrés Manuel López Obrador.
Lo mejor es que la democracia sigue siendo la mejor forma de gobierno posible, y el voto mayoritario de los mexiquenses será mandato de gobierno. Si la oposición en el estado pretende jugar el rol de victima de las circunstancias, de una supuesta elección de estado, dejará de ser responsable con los ciudadanos del Estado de México, y de los múltiples errores y mensajes equívocos en campaña.
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