jueves, marzo 22, 2012

Libertad de prensa, opinión pública y democracia


Sin libertad de prensa no hay democracia
Paul Valdés

Un nuevo atentado al régimen de opinión y a las libertades públicas se suscito la noche del pasado lunes 18 de marzo con la explosión de un coche bomba a las afueras del diario Expreso de Tamaulipas.

Nos ha ilustrado Baltasar Garzón que estos actos no son terrorismo, porque la condición de ello, es que posean una ideología política, y al parecer este no ha sido reivindicado políticamente por ninguna organización, y por lo tanto caerían en el campo del vandalismo. Son actos que laceran a la democracia, a la libertad de prensa, y especialmente al régimen de libertades públicas.

A partir de 2008 se ha registrado uno de los periodos más críticos en términos de inseguridad y violencia, al grado que nuestro país es considerado por diversas fuentes como la Sociedad Interamericana de Prensa  como uno de los países más peligrosos para ejercer el oficio, similar al contexto que vive el gremio en Irak o Afganistán.

En días recientes, el Senado aprobó una reforma a la fracción 21 del art. 73 constitucional que crea un mecanismo de excepción que faculta a instituciones federales -PGR- para atraer las investigaciones cuando se presenten agresiones a periodistas y comunicadores.

Con ello, el gobierno federal también podrá atraer cualquier tipo de agresión a instalaciones de medios de comunicación, aun cuando se trate de delitos del fuero común. Esto sin duda, es un paso importante para combatir uno de los delitos que impacta mayormente en la percepción de inseguridad pública.

El tema es de trascendental importancia para el desarrollo en el país, sin libertad de prensa no puede existir la democracia. Y es que de acuerdo con el informe anual 2011, “Silencio forzado, el Estado cómplice contra la violencia contra periodistas”, la organización civil www.articulo19.org, señala que durante 2011 se produjeron en México un total de 172 agresiones contra periodistas y medios de comunicación. Entre las que destacan asesinatos contra periodistas, trabajadores de medios, desapariciones de comunicadores y agresiones con armas de fuego o explosivos contra instalaciones de medios.

Entre las entidades que presentaron el mayor número de ataques se encuentran Veracruz (con 29 agresiones), Distrito Federal (21), Chihuahua (15), Coahuila (15) y Oaxaca (11). En el caso de Veracruz las agresiones se han incrementado 200% respecto del año anterior, y según la organización, la violencia contra la libertad de expresión "se presentó en todas sus facetas".
La organización también denuncia que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), ha ejercitado acción penal en solo 27 casos de agresiones a periodistas y conseguido una sola sentencia condenatoria.

Enfocar los esfuerzos en delitos como el secuestro, la extorsión, y los delitos cometidos contra periodistas –que dicho sea de paso son los que impactan mayormente en la percepción de inseguridad pública-  es una forma de resguardar el papel del Estado como garante de la seguridad de las personas, legalidad, libertad y el derecho de propiedad, elementos sustanciales de la democracia a la que los mexicanos aspiramos.

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