Final de campaña
Mtro. Paul
Valdés Cervantes
Los resultados
de las encuestas en los últimos tres meses nos dicen que los efectos de las
campañas en las preferencias electorales han sido limitados, centrados
principalmente en la disputa por el segundo lugar. Las últimas encuestas
refrendan la ventaja del puntero por más de 15 puntos. La medición de Reforma
que en mayo reducía la diferencia entre el primero y segundo lugar a 4 puntos,
amplió la ventaja a 12 puntos un mes después.
A la luz de estos
datos, es posible que los efectos de las campañas sean mínimos en la ruta del
voto. Esto en buena medida producto de las reglas del juego caracterizada por la
espotizacion; y al comportamiento de los actores. Planes y estrategia cuentan, porque pueden generar valor
para una campaña. De igual forma, las equivocaciones son percibidas y
magnificadas por la opinión pública. La andanada de errores de Josefina en el
inició de campaña, el viernes negro de Peña Nieto en la Ibero, la invocación del
fraude de López Obrador, o la participación de Quadri en el primer debate son
parte de los sucesos que definieron el rumbo de la campaña.
Quien puede
negar que la campaña fue otra tras la aparición del movimiento #yosoy132 que si
se autodefinió como apartidista pero se declaro anti PRI. Desde las redes
sociales se movilizaron políticamente, demandaron apertura de los medios, organizaron
marchas y debates presidenciales.
Se sabía que si
el puntero no cometía errores garrafales, era poco probable que las tendencias
cambiarán drásticamente. A una semana de que finalice el periodo legal de
campaña, se antoja difícil que surja un acontecimiento o bomba política que sea
capaz de romper la tendencia registrada.
Las elecciones
se gana con antelación, y en campaña. El triunfo se va construyendo a partir de
sólidas variables como la identificación partidista, la evaluación del partido
en el gobierno y de los partidos en oposición respecto de los principales temas
que dominan la agenda pública de una sociedad.
De acuerdo a la
serie de encuestas telefónicas nacionales 2007-2012 (parámetro.com.mx), a
finales de 2008 (año de la crisis económica mundial), el PRI fue percibido como
el mejor posicionado en variables como la identificación partidista. Durante
2011 y 2012, 6 de cada 10 mexicanos con teléfono en su hogar manifestaron
consistentemente que un eventual triunfo del PRI en 2012 traería mejoras en los
temas que más le preocupan a los ciudadanos.
En la más reciente
encuesta telefónica de la serie realizada el pasado 16 y 17 de junio, se
registro el nivel histórico más alto de quienes creen que un eventual triunfo
del PRI en 2012 significa una regresión en corrupción y autoritarismo (43.6%). A
10 días de la elección puede registrarse una sorpresa, pero se antoja difícil. El
ambiente de opinión favorable hacia el candidato de la coalición Compromiso por
México del PRI-PV, se formó años atrás a partir de robustas variables. Todo
ello en el contexto de evaluaciones negativas para el PAN como partido
gobernante y el desgaste del PRD tras el conflicto poselectoral del 2006.
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