Encuestas y final de campaña
Paul Valdés Cervantes
Con sus fortalezas y limitaciones, las encuestas
juegan un papel relevante en las campañas porque brindan información al
votante, y ayudan a formar opinión pública. En México, desde 1994 hemos
consumido centenares de encuestas. Medios, encuestas y redes sociales se
presentan como variables emergentes del juego electoral.
En la corta historia de encuestas y medios, la gran
mayoría ha acertado en sus estimaciones por lo que razonablemente mantienen credibilidad
y confianza, sin embargo no están exentas de presentar inconsistencias por
defectos de diseño y aplicación comúnmente conocidos como errores muestrales y
no muestrales.
La evidencia señala que existen limitaciones del
método para medir la volatilidad de las preferencias en democracias no
consolidadas y pluripartidistas. Es un hecho que las encuestas tienen mayor
precisión en democracias estables y sistemas binarios como el norteamericano,
en las que los niveles de ocultamiento del voto, o de indecisos es menor. El
fallecido Warren Mitofsty solía decir que sus encuestas de salida nunca fallaban
en democracias consolidas y estables, pero el riesgo de fallar podía suceder en
democracias emergentes.
En el artículo de Nexos de junio 2012, “¿quién es
quién en las encuestas?”, Leo Zuckerman nos proporciona un conjunto de datos
sobre las diferencias entre las estimaciones de 44 encuestas y el resultado
electoral en las elecciones locales de 2010 y 2011. A la luz de los resultados oficiales,
las encuestas reportaron inconsistencias evidentes respecto de las estimaciones
proyectadas.
Algunas de las encuestadoras reportaron una
sobreestimación de las preferencias a favor del PRI en Sinaloa, Durango,
Hidalgo, Veracruz, y Puebla; y a favor de la candidata del PAN en Michoacán. Llama
la atención que en todos los casos, esto se produjo en el contexto de una la
presencia de alrededor de 20% de indecisos, quienes al final ayudaron a
triunfar a la alianza PAN-PRD en Sinaloa y Puebla, y a ponerla a menos de 3
puntos porcentuales del PRI en Veracruz, Hidalgo y Durango. En el caso de
Michoacán, las encuestas daban como favorita a “Cocoa Calderón” por más de 10
puntos, y como todos sabemos hoy gobierna Michoacán el priista Fausto Vallejo. En
los citados casos, las proyecciones producidas por las encuestas se ubicaron
por mucho fuera del margen de error de +/- 3.0% o menos.
Es posible que los menos acertados sean castigados
por el mercado, y los más consistentes persistan en el tiempo. Los errores en
las predicciones de las encuestas en los procesos electorales de 2010 y 2011
merecen una revisión autocrítica de encuestadores, medios, públicos y sociedad
en general considerando la creciente importancia que tienen los resultados de
las encuestas como opinión publicada.
Las encuestas si influyen en la opinión pública,
pueden ayudar a incentivar el voto útil o apoyar la teoría del carro ganador,
por lo que su transparencia es relevante para todos. En el proceso de
Gobernador del Estado de México 2011, realizamos encuestas de salida y encuesta
posvoto días después de la jornada electoral para conocer el perfil y razones
del voto (www.parametro.com.mx). De
acuerdo a esta encuesta, 32.3% de los mexiquenses manifestaron que tuvieron conocimiento
de encuestas publicadas durante la campaña. Más de la mitad de los que tuvieron
conocimiento de las encuestas (54.4%) manifestó que esta información la
consideró útil para decidir de por quien votar.
En la actual campaña presidencial hemos tenido
muchas más información y encuestas que en anteriores elecciones presidenciales.
A la fecha, todas las mediciones reportadas en las últimas semanas coinciden en
el orden de las preferencias: Peña Nieto, López Obrador, Vázquez Mota y Quadri
respectivamente, pero no necesariamente en la distancia entre los competidores.
Para la mayoría de las encuestas la diferencia es
en promedio de 15 puntos. Sin embargo, la encuesta del periódico Reforma publicada
a fines de mayo reportó una diferencia
de 4 puntos, y recientemente Berumen y Asociados publico un ejercicio de empate
técnico entre EPN y AMLO, lo cual abre un fuerte debate hacia el final de la
campaña. ¿Pueden encuestas con metodología y fechas de campo similares arrojar
resultados diferentes?.
La teoría señala que esto no puede suceder. Los
responsables de las encuestas, incluido Reforma y Berumen, son encuestadores prestigiados, avalados por miles de ejercicios.
A los ojos de los medios y público en general, las encuestas más precisas
respecto del resultado de la elección serán premiadas por el propio mercado, y
las más alejadas o discordantes perderán credibilidad. Es mucho lo que esta de
por medio.
¿En que fallan las encuestas?.
La respuesta más recurrente pero no satisfactoria es que se debe al ocultamiento
del voto, incluso hemos recurrido a la teoría de la espiral del silencio de
Noelle Neumann para explicar porque que la población encuestada no expresó
auténticamente su opinión. Una forma de reducir la incertidumbre frente a esta problemática, es
asegurarse de la aplicación irrestricta de la metodología, complementar la
investigación con técnicas cualitativas como grupos de enfoque y etnográficos que
permitan evaluar la trazabilidad del comportamiento electoral.
Las encuestas realizadas lo más cerca
de la fecha de la elección son más precisas, por ello será interesante observar
los resultados publicados en estos días. Al final de la campaña, ¿Estamos en un
entorno en el que las encuestas no están
siendo lo suficientemente capaces de medir adecuadamente a los volátiles e
indecisos?.
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