Nueva política contra la inseguridad pública
Paul Valdés Cervantes
Durante el gobierno de Felipe Calderón la inseguridad
pública junto con la economía y el empleo, transcurrieron como los principales problemas
percibidos por la sociedad.
Durante la mayor parte del sexenio, el tema que dominó la
agenda pública, fue el mismo que los medios comentaban (agenda mediática), y
que la clase política señalaba como principal preocupación de los mexicanos
(agenda política).
Este cruce de agendas contribuyó a otorgarle al tema una
alta visibilidad. Sin embargo el enfoque de una “guerra frontal contra la
delincuencia y el narcotráfico” fue percibido con connotaciones negativas, y
este conjunto de acciones fueron encuadradas (framing) para una parte
importante de la opinión como "la guerra de Calderón, la guerra de los 50
mil o 60 mil muertos".
Cabe resaltar, que uno de los trece primeros compromisos
anunciados por el actual gobierno federal es
impulsar un programa nacional a favor de la prevención del delito. Es
posible que este encuadre contribuya a mejorar la percepción de las políticas
contra la inseguridad pública, y dejar atrás la percepción de combatir la
delincuencia con más armas, y más recursos, como una guerra. Por ello, lo que se espera es un enfoque de
combate a la inseguridad basado en la educación, y prevención.
El gobierno de Calderón será recordado por una política
frontal contra la delincuencia y el narcotráfico, pero con resultados negativos
en la opinión pública. Por ello resulta
relevante conocer cuales son las expectativas de la opinión pública respecto
del nuevo gobierno federal en el tema que ha dominado las agendas de los
últimos años.
Es claro que la opinión pública reprobó al gobierno del
Presidente Calderón en relación a los resultados de las políticas públicas
contra la inseguridad y el narcotráfico. De acuerdo a la serie de encuestas
telefónicas nacionales 2007-2012 (www.parametro.com.mx), en promedio 7 de cada
10 mexicanos creían que el narcotráfico y la inseguridad le habían ganado la
batalla a las autoridades mexicanas.
En relación a las
expectativas sobre las políticas de inseguridad y narcotráfico, para el
40.9% de los encuestados, Peña Nieto debe combatir frontalmente al
narcotráfico, y el 59.1% considera que el Presidente debe cambiar la
estrategia. Si bien una mayoría considera que se debe cambiar la estrategia,
hay una parte importante (40.9%) que considera que se debe de continuar con un
enfoque de combate frontal, o en otras palabras no ceder en su combate.
El anuncio de un
programa nacional de prevención del delito resulta consistente con un viraje en
el enfoque del combate a la inseguridad, y es posible que si se comunica
correctamente, contribuya a disminuir la percepción de la inseguridad como
principal problema del país. Sin embargo, más allá de la prevención del delito,
hace falta consolidar un sistema de seguridad pública y procuración de justicia
que ataque integralmente el problema.
El cambio de
gobierno no garantiza que las tasas de delitos bajen por decreto. El pasa por
el cambio de percepción de las políticas contra la inseguridad, y de ampliar el
programa a la disuasión, castigo (procuración de justicia), y la inteligencia
policial (profesionalización).
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