lunes, enero 21, 2013

Lo que está en juego no es poca cosa... se trata de la percepción de la seguridad pública.


Prevención y Castigo
Mtro. Paul Valdés

La inseguridad continua siendo el principal problema percibido por los mexicanos.  Es un hecho que la transición sexenal no resolverá por decreto la peor crisis de seguridad y violencia del México moderno. Por la cantidad de decesos (alrededor de 60 mil), la crisis de seguridad en el país  supera al de las guerras de Afganistán e Irak en el oriente medio. Resolver el problema requiere de un diagnóstico serio, recursos y una ejecución que dará resultados estructurales en el mediano y largo plazo.

No obstante el cambio de enfoque es sustancial porque implica un encuadre o framing que tiene efectos en la agenda mediática, en la agenda pública, y en la percepción de la opinión pública. Es posible que a partir del nuevo encuadre de las políticas contra la inseguridad de prevención del delito, rescate de espacios públicos, y políticas sociales ayuden a reducir gradualmente al menos la percepción de la inseguridad en el país.

El nuevo gobierno federal ha transitado de un combate frontal a la delincuencia y el narcotráfico a un programa nacional de prevención del delito. Sin embargo, la prevención debe ser complementada por un sistema punitivo eficiente. El tema es que de acuerdo a diversas fuentes como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), un potencial delincuente tiene el 98% de posibilidades de que el delito que cometa quede impune, es decir solo una mínima parte (2%) de los delitos cometidos son perseguidos y reciben un castigo por parte de la autoridad.

Por eso es necesario profundizar en la lucha contra la inseguridad pública que incluya prevención, disuasión, inteligencia policial y castigo. La profesionalización de los cuerpos policiales es un asunto de la mayor importancia. De acuerdo a México Evalúa, bajos salarios y los sistemas de control de confianza son la causa de una alta rotación de los cuerpos de seguridad pública en el país: 40% a nivel municipal, 21% a nivel estatal, y 10% a nivel federal. Esperemos que en el mediano plazo, los miembros de las corporaciones principalmente en los municipios, dejen atrás, ¡ser policías porque no les quedo de otra¡.

El foco rojo de las primeras semanas es la aparición de delitos de alto impacto en el centro del país como el Estado de México, y Distrito Federal, por las repercusiones negativas para la percepción de la inseguridad.

Tal como lo ha señalado CIDAC; secuestros, extorsiones y ejecuciones conforman los delitos de alto impacto que detonan la percepción de la inseguridad pública. Cuando un ciudadano promedio recibe este tipo de delitos aumenta exponencialmente la percepción de que las cosas no marchan bien, de que eventualmente puede estar vulnerables las libertades públicas, derechos y principalmente la seguridad personal, y familiar.

Ante este panorama, vale la pena reflexionar en la necesidad de acelerar el programa de prevención del delito y del escudo centro acompañados por un aumento en la eficacia del sistema de justicia, de la denuncia de delitos, consignación, sentencias, y reinserción. Lo que está en juego no es poca cosa, se trata de la percepción de la seguridad pública.

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