miércoles, junio 20, 2012

A 10 días de la jornada electoral


Final de campaña
Mtro. Paul Valdés Cervantes

Los resultados de las encuestas en los últimos tres meses nos dicen que los efectos de las campañas en las preferencias electorales han sido limitados, centrados principalmente en la disputa por el segundo lugar. Las últimas encuestas refrendan la ventaja del puntero por más de 15 puntos. La medición de Reforma que en mayo reducía la diferencia entre el primero y segundo lugar a 4 puntos, amplió la ventaja a 12 puntos un mes después.

A la luz de estos datos, es posible que los efectos de las campañas sean mínimos en la ruta del voto. Esto en buena medida producto de las reglas del juego caracterizada por la espotizacion; y al comportamiento de los actores. Planes y  estrategia cuentan, porque pueden generar valor para una campaña. De igual forma, las equivocaciones son percibidas y magnificadas por la opinión pública. La andanada de errores de Josefina en el inició de campaña, el viernes negro de Peña Nieto en la Ibero, la invocación del fraude de López Obrador, o la participación de Quadri en el primer debate son parte de los sucesos que definieron el rumbo de la campaña.

Quien puede negar que la campaña fue otra tras la aparición del movimiento #yosoy132 que si se autodefinió como apartidista pero se declaro anti PRI. Desde las redes sociales se movilizaron políticamente, demandaron apertura de los medios, organizaron marchas y debates presidenciales.

Se sabía que si el puntero no cometía errores garrafales, era poco probable que las tendencias cambiarán drásticamente. A una semana de que finalice el periodo legal de campaña, se antoja difícil que surja un acontecimiento o bomba política que sea capaz de romper la tendencia registrada.

Las elecciones se gana con antelación, y en campaña. El triunfo se va construyendo a partir de sólidas variables como la identificación partidista, la evaluación del partido en el gobierno y de los partidos en oposición respecto de los principales temas que dominan la agenda pública de una sociedad.

De acuerdo a la serie de encuestas telefónicas nacionales 2007-2012 (parámetro.com.mx), a finales de 2008 (año de la crisis económica mundial), el PRI fue percibido como el mejor posicionado en variables como la identificación partidista. Durante 2011 y 2012, 6 de cada 10 mexicanos con teléfono en su hogar manifestaron consistentemente que un eventual triunfo del PRI en 2012 traería mejoras en los temas que más le preocupan a los ciudadanos.

En la más reciente encuesta telefónica de la serie realizada el pasado 16 y 17 de junio, se registro el nivel histórico más alto de quienes creen que un eventual triunfo del PRI en 2012 significa una regresión en corrupción y autoritarismo (43.6%). A 10 días de la elección puede registrarse una sorpresa, pero se antoja difícil. El ambiente de opinión favorable hacia el candidato de la coalición Compromiso por México del PRI-PV, se formó años atrás a partir de robustas variables. Todo ello en el contexto de evaluaciones negativas para el PAN como partido gobernante y el desgaste del PRD tras el conflicto poselectoral del 2006.  

Solo una cosa es segura, al ganador de la contienda, le espera una alta expectativa de cambio y de mejoras en los temas que más le preocupan a la sociedad mexicana: inseguridad pública, estado

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