martes, junio 12, 2012

Una reflexión sobre encuestas rumbo al 1 de julio


Encuestas y final de campaña
Paul Valdés Cervantes

Con sus fortalezas y limitaciones, las encuestas juegan un papel relevante en las campañas porque brindan información al votante, y ayudan a formar opinión pública. En México, desde 1994 hemos consumido centenares de encuestas. Medios, encuestas y redes sociales se presentan como variables emergentes del juego electoral.

En la corta historia de encuestas y medios, la gran mayoría ha acertado en sus estimaciones por lo que razonablemente mantienen credibilidad y confianza, sin embargo no están exentas de presentar inconsistencias por defectos de diseño y aplicación comúnmente conocidos como errores muestrales y no muestrales.

La evidencia señala que existen limitaciones del método para medir la volatilidad de las preferencias en democracias no consolidadas y pluripartidistas. Es un hecho que las encuestas tienen mayor precisión en democracias estables y sistemas binarios como el norteamericano, en las que los niveles de ocultamiento del voto, o de indecisos es menor. El fallecido Warren Mitofsty solía decir que sus encuestas de salida nunca fallaban en democracias consolidas y estables, pero el riesgo de fallar podía suceder en democracias emergentes.

En el artículo de Nexos de junio 2012, “¿quién es quién en las encuestas?”, Leo Zuckerman nos proporciona un conjunto de datos sobre las diferencias entre las estimaciones de 44 encuestas y el resultado electoral en las elecciones locales de 2010 y 2011. A la luz de los resultados oficiales, las encuestas reportaron inconsistencias evidentes respecto de las estimaciones proyectadas.

Algunas de las encuestadoras reportaron una sobreestimación de las preferencias a favor del PRI en Sinaloa, Durango, Hidalgo, Veracruz, y Puebla; y a favor de la candidata del PAN en Michoacán. Llama la atención que en todos los casos, esto se produjo en el contexto de una la presencia de alrededor de 20% de indecisos, quienes al final ayudaron a triunfar a la alianza PAN-PRD en Sinaloa y Puebla, y a ponerla a menos de 3 puntos porcentuales del PRI en Veracruz, Hidalgo y Durango. En el caso de Michoacán, las encuestas daban como favorita a “Cocoa Calderón” por más de 10 puntos, y como todos sabemos hoy gobierna Michoacán el priista Fausto Vallejo. En los citados casos, las proyecciones producidas por las encuestas se ubicaron por mucho fuera del margen de error de +/- 3.0% o menos.

Es posible que los menos acertados sean castigados por el mercado, y los más consistentes persistan en el tiempo. Los errores en las predicciones de las encuestas en los procesos electorales de 2010 y 2011 merecen una revisión autocrítica de encuestadores, medios, públicos y sociedad en general considerando la creciente importancia que tienen los resultados de las encuestas como opinión publicada.

Las encuestas si influyen en la opinión pública, pueden ayudar a incentivar el voto útil o apoyar la teoría del carro ganador, por lo que su transparencia es relevante para todos. En el proceso de Gobernador del Estado de México 2011, realizamos encuestas de salida y encuesta posvoto días después de la jornada electoral para conocer el perfil y razones del voto (www.parametro.com.mx). De acuerdo a esta encuesta, 32.3% de los mexiquenses manifestaron que tuvieron conocimiento de encuestas publicadas durante la campaña. Más de la mitad de los que tuvieron conocimiento de las encuestas (54.4%) manifestó que esta información la consideró útil para decidir de por quien votar. 

En la actual campaña presidencial hemos tenido muchas más información y encuestas que en anteriores elecciones presidenciales. A la fecha, todas las mediciones reportadas en las últimas semanas coinciden en el orden de las preferencias: Peña Nieto, López Obrador, Vázquez Mota y Quadri respectivamente, pero no necesariamente en la distancia entre los competidores.

Para la mayoría de las encuestas la diferencia es en promedio de 15 puntos. Sin embargo, la encuesta del periódico Reforma publicada a fines de mayo  reportó una diferencia de 4 puntos, y recientemente Berumen y Asociados publico un ejercicio de empate técnico entre EPN y AMLO, lo cual abre un fuerte debate hacia el final de la campaña. ¿Pueden encuestas con metodología y fechas de campo similares arrojar resultados diferentes?.

La teoría señala que esto no puede suceder. Los responsables de las encuestas, incluido Reforma y Berumen, son encuestadores  prestigiados, avalados por miles de ejercicios. A los ojos de los medios y público en general, las encuestas más precisas respecto del resultado de la elección serán premiadas por el propio mercado, y las más alejadas o discordantes perderán credibilidad. Es mucho lo que esta de por medio.

¿En que fallan las encuestas?. La respuesta más recurrente pero no satisfactoria es que se debe al ocultamiento del voto, incluso hemos recurrido a la teoría de la espiral del silencio de Noelle Neumann para explicar porque que la población encuestada no expresó auténticamente su opinión. Una forma de reducir la  incertidumbre frente a esta problemática, es asegurarse de la aplicación irrestricta de la metodología, complementar la investigación con técnicas cualitativas como grupos de enfoque y etnográficos que permitan evaluar la trazabilidad del comportamiento electoral.
Las encuestas realizadas lo más cerca de la fecha de la elección son más precisas, por ello será interesante observar los resultados publicados en estos días. Al final de la campaña, ¿Estamos en un entorno  en el que las encuestas no están siendo lo suficientemente capaces de medir adecuadamente a los volátiles e indecisos?. 

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